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Artículo de Riesgo Operacional en la revista Estrategia Financiera España

Esta Tarde vi llover... Hace unos días me desperté, abrí la ventana, había un magnifico día soleado, mire el reloj y ¡eran las 8:40! Mi despertador no había funcionado. Rápidamente me duché, afeité y tomé un breve desayuno. Después de haber salido de mi casa empezó a diluviar, por lo que tuve que regresar a por un paraguas. Fui a la parada, tomé un taxi y, cuando ya estaba felizmente de camino, el coche se averió. El taxista me pidió ayuda para empujar el coche, así que, protegido por mi paraguas y entre la lluvia y el tráfico, ambos empujamos el coche hasta aparcarlo en un lugar seguro. Descansé soltando mi paraguas atrás, y cuando volví a buscarlo vi que había desaparecido por obra de magia. Después de estas incidencias, como decimos los mexicanos, sólo me faltaba que me partiera un rayo. Esta historia describe de manera simple los riesgos que estamos expuestos todos los días. Fenómenos naturales, errores humanos, fallos en aparatos, etc. Ahora extrapolemos esta situación a una entidad financiera y pensemos en los riesgos en los que puede incurrir: absentismo laboral, desastres naturales, contratos no ventajosos para la organización, reclamaciones, robos, fraudes, vandalismo y todos aquellos riesgos asociados a errores humanos, fallos en sistemas, procedimientos y controles inadecuados. La importancia de este tipo de riesgos hace que los reguladores se hayan preocupado al respecto, definiendo el riesgo operacional como el riesgo de pérdidas directas o indirectas como resultado de inadecuados o fallidos procesos internos, personas y sistemas o de eventos externos. Ahora bien, la cuantificación estadística de estas pérdidas no es un problema sencillo. Las grandes pérdidas en el riesgo operacional, como el evento del 11-S en Nueva York, tienen baja frecuencia, mientras que existe un gran número de eventos de riesgo operacional que suelen tener bajo impacto. Este es el caso de los fraudes en tarjetas de crédito. Afortunadamente, no tenemos mucha experiencia del primer tipo de eventos. El poner la experiencia de las distintas entidades en común puede ser un buen camino para evitar la infravaloración del riesgo. Sin embargo, somos conscientes de que aún hay bastante recorrido por realizar para completar las bases de datos que permitan una modelización cuantitativa del riesgo. En eso estamos. El riesgo operacional se presenta inesperadamente y afecta nuestro trabajo, es por eso que no basta con tener estrategias complejas, tecnologías sofisticadas y los mejores sistemas. El esfuerzo y cuidado de cada uno es imprescindible. Para predicar con el ejemplo, yo ya me he comprado un despertador nuevo. Fernando González Cervantes.

Vídeo animado sobre curso de riesgo operacional

 

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